¡Já! Si les cuento la última que me pasó, no me lo van a creer. Ustedes saben que yo ando sola y solita, pero siempre solicitando.
Yo nací para socializar, conocer y relacionarme con el prójimo. Eso es parte de lo que me hace feliz. Como mi hija lo sabe, me adelantó que uno de mis regalos de Día de las Madres sería dos boletos de entrada para el Puerto Rico Garden Expo, del 17 al 19 de mayo. Por aquello de que escogiera con quien ir.
Ella me mencionó a mi amiga Evelyn (pero es que conociendo su obsesión con las orquídeas me va a poner a cargarle dos o tres). También sugirió a mi vecina, pero es que esa siempre tiene un achaque y no quiero ir allí a sentarme a oír la música nada más y comer. Yo quiero caminarlo de arriba a abajo.
Pues pensé de repente en Julio, el vecino nuevo que últimamente me lo topo donde quiera que voy. Siempre me pone conversación y la verdad es que es alguien muy agradable.
Como vi que se mudó solo y siempre lo veo caminando sin compañía, agarré valor el día que tomé un anís después del almuerzo y me sentía con la mente algo desinhibida. Se lo solté allí mismo, en el balcón de su casa mientras echaba agua a sus plantas.
Que si va conmigo al evento, ya que veo que le gusta la jardinería.
El hombre no dudó en responder que sí, y ahí nos presentamos formalmente con nombre y apellido.
Llegué a mi casa sintiéndome como una atrevida veinteañera de esta generación, donde no importa quien corteja a quien.
Cuando se lo conté a mi hija, pegó el grito (ella salió a su papá, conservadora). Pero yo rápido la puse en su sitio, pues soy una mujer independiente que puede tomar decisiones tan básicas como con quien salir a un evento.
Resulta que ayer llega sin avisar mi curiosa y tecnológica hija. Tenía varias hojas impresas en las que me mostró el record criminal y las redes sociales en las que se veía a mi compañero de paseo con una mujer en Orlando, Florida -lugar donde aparentemente vive su pareja-. Esa es solo la parte amorosa. Resulta que el hombre tiene su fichita. Es un ex convicto con una trayectoria larga de exposición pública indecente (sí, a mi Julio le gustaba sacarse su miembro en lugares abiertos).
- Bueno, ahí no dice que violó ni mató a nadie. “Solo” lo sacaba a coger el fresco, le dije a mi hija; en un intento de verme menos impresionada.
- Pues si insistes en ir con él al Garden Expo, ¡procura que no saque la malanga del huerto!
Su seriedad e indignación diciendo esto último me hizo llorar… De la risa. Así que, por el bien común, le avisé a Julio que ya no podría ir con él. Que los planes cambiaron, pues yo voy al Garden a buscar flores frescas -NO PALOS SECOS-.
¡Allá nos vemos! En mayo y ¡Sin Julio!.