Después de haber vivido una vida plena, trabajo, matrimonio, hijos, nietos… El cuerpo pide descanso, no como un lujo, sino como una necesidad sagrada. El descanso físico (y hasta mental) depende muchos factores, pero en espacial, de la disposición antinatural del reconocer el autocuidado como importante. Hay que validarlo. Ser intencionales, en el hacer -y el dejar de hacer-. En crear conciencia de que el descanso correcto es sinónimo de buena salud y que no es solo en términos de cuánto tiempo dedicas a dormir, sino cómo y en qué entorno lo llevas a cabo.
Debes saber que convertir tu habitación en un santuario personal puede ayudarte a dormir mejor, recargar energías, y vivir con más armonía cada día.

Échale un vistazo a estas ideas sencillas, económicas y adaptadas a tu etapa Boomer de vida.

  1. La cama (tu altar de descanso)
    • Esto es lo primero a prestarle atención. El mercado ofrece una amplia variedad de colchones (matress), de diferentes etilos, calidad y precio. Si tu cama no está regalando esa comodidad terapéutica que la edad y la salud exigen, considera cambiarlo. De lo contrario, enfócate entonces en las sábanas. Deben ser unas suaves y frescas. Compra algodón o lino, en tonos neutros o calmantes (como azul cielo, lavanda o blanco).
    • Añade una manta liviana a los pies de la cama para esos momentos de siesta, lectura o calorcito extra.
    • Cambia tu almohada si ya no te da soporte… ¡tu cuello lo agradecerá!

2. Iluminación cálida, no que deslumbre
• Sustituye las bombillas blancas de hospital por unas cálidas y suaves.
• Coloca una lámpara de noche con intensidad ajustable.
• Si te gusta leer, una lámpara con brazo flexible puede ser de gran utilidad.

3. Aromaterapia
• Un difusor con aceites esenciales como lavanda, eucalipto o vainilla puede ayudarte a relajarte. Tu cerebro hará con el tiempo una asociación natural entre tu habitación y un descanso plácido; pues el sentido del olfato es muy sensible. ¡Consiéntelo!
• También puedes usar sobres aromáticos en la gaveta o ramitas secas de romero o canela sobre la mesita de noche.

4. Plantas que regalan oxígeno
• Coloca una sansevieria o aloe vera cerca de la ventana: purifican el aire y casi no requieren cuidado.
• Si no quieres preocuparte por el riego, una planta de lavanda seca también aporta aroma y belleza.

5. Decluttering: Menos, es más
Si quieres que tu habitación se convierta en un verdadero santuario, saca de ella todo lo que arruine el descanso: computadoras, papeles, cajas.
• Organiza tus libros, fotos y objetos con sentido. Solo deja lo que te traiga paz o sonrisas.

6. Tu rincón sagrado
* Dentro de la misma habitación, si el espacio lo permite, añade una silla cómoda y una mesita:
* Para leer
* Para orar o meditar
* Para escribir en un diario
* O simplemente… para tomarte un cafecito contigo.

7. Texturas que acarician
• Opta por cojines con tejidos agradables, una alfombra suave bajo la cama o cortinas que filtren la luz sin aislarla del todo.

8. Un toque personal
• Una foto especial de aquellas vacaciones inolvidables, una pieza de cerámica, una lámpara que te encante… Que tu habitación cuente tu historia.
Como es TU santuario, no tiene que parecerse al diseño de una revista: tiene que parecerse a ti, y punto.

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