Por: Ruth Jensen
Copropietaria de Hillside Homes, Inc.
Cuidadora, Asistente TEC y líder recreativa voluntaria.
Actualmente existe una serie de opciones para el cuidado del adulto mayor en nuestro país. La primera es el cuidado que se ofrece en el entorno familiar por los seres queridos y/o amistades cercanas, los cuales se convierten en cuidadores informales.
La segunda opción está basada en el cuidado en su hogar ofrecido por una compañía certificada y especializada en brindar servicios geriátricos a través de la contratación de cuidadoras formales, así como también por el uso de cuidadoras cuentapropistas pagadas por el adulto mayor o su familiar.
También, cuidadoras voluntarias o el uso de los servicios que ofrecen los apostolados religiosos en la residencia de los adultosmayores o en sus conventos por una paga mínima. Por último, pero no menos importante, el cuidado de una institución geriátrica certificada, pública o privada, que ofrecen el servicio completo diurno y nocturno.
En Puerto Rico, el cuidado geriátrico en el hogar fluctúa entre $10 la hora y $25, según la condición del paciente. En una institución geriátrica, el servicio fluctúa entre $1,500 mensuales y $4,500, según las facilidades y la condición del adulto mayor. Existen agencias gubernamentales como el Departamento de la Familia,
el Departamento de Salud Federal y algunos municipios que proveen ciertas ayudas económicas para sufragar gastos de ese cuidado, según la disponibilidad de fondos, los ingresos y las condiciones de salud del adulto mayor.
Todas estas opciones deben atender de manera holística el cuidado de personas de la tercera edad. Primeramente, se debe tener en cuenta el cuidado básico: la nutrición saludable de tres comidas completas (carbohidratos, proteínas, vegetales, frutas y calcio), así como tres meriendas recomendadas según su valor
nutricional avaladas por el médico o nutricionista, con la particularidad de los alimentos troceados, majados o licuado.
Es importante dentro de la gama nutricional la hidratación, al menos cada tres horas con agua, la administración de medicamentos completos o pulverizados según su trago y alimentos a su hora indicada, evitando el atragantamiento y descompensación clínica del paciente.
Por otro lado, existen pacientes más comprometidos en su cuidado paliativo que se alimentan por tubos nasogástricos o directamente al estómago con alimentación especial mediante cirugía. Estas son las excepciones y requieren de un mayor cuidado.
Otro servicio vital es el aseo personal del adulto ambulatorio, el que requiere asistencia y el encamado. La vestimenta es imprescindible considerando la ropa cómoda y zapatos adecuados que no provoquen rozaduras en la piel, evitando escaras o úlceras futuras.
Se recomienda el uso de materiales y telas de algodón o de transpiración adecuada. Se debe secar bien al paciente su zona íntima y falanges de los pies y manos para evitar hongos. Su área bucal y oídos no deben estar desatendidos. En cuanto a la higiene oral, se deben evitar las infecciones de encías y garganta. Existen palillos con hisopos de algodón que contienen limón y/o glicerina, entre otros, para los pacientes que no pueden lavarse los dientes, que se consiguen en farmacias o proveedores de equipo médico localizados cerca de instituciones hospitalarias.
El corte y limpieza de uñas por personal especializado es imprescindible para evitar complicaciones óseas como osteomielitis y amputaciones.
Es necesario proveerles un ambiente seguro, libre de caídas o distractores, adecuado y fresco, sobre todo en el baño. Es importante el uso de ropa interior cómoda o pañales desechables adecuados que no le aprieten y se cambien inmediatamente según el paciente realice sus necesidades biológicas, para evitar humedad y puntos rojos de presión y eventualmente úlceras en el cuerpo.
Esto debe ser maximizado durante la noche, cuando se expone por largas horas. Muchos casos se exacerban por el mal manejo nocturno en cuanto a la prevención. El manejo de piel preventivo es necesario; para eso, el uso de cremas con óxido de zinc y cremas humectantes son recomendables para la prevención y el cambio
de posición cada dos horas es vital.
Se recomienda usar un protector impermeable de tela para la sábana y evitar humedad en la zona sacral. Existen en el mercado taloneras, sábanas especiales, almohadas, cubresábanas de piel de oveja y colchones de aire como preventivos.
Una úlcera puede tardar hasta un año en curarse si no se atiende a tiempo y desencadena gastos cuantiosos de cobertura del seguro médico para su tratamiento y manejo de la piel, siendo sumamente dolorosa y costosa, requiriendo a veces intervención quirúrgica por las complicaciones. El responsable del manejo de piel del adulto mayor siempre recae sobre el cuidador o cuidadores, ya sea formal o informal, institución geriátrica u hospitalaria.
Se debe cotejar diariamente al paciente para evitar el famoso rebote de culpabilidad. La prevención es la clave.
También existen pacientes que poseen colostomías para la eliminación de sus desechos metabólicos.
La transferencia de la cama a la silla debe ser manejada con adecuación para evitar fracturas. Existe material y bandas especiales de fácil manejo que evitan caídas del paciente. Nunca se debe dejar desatendido en su sillón sin usar una banda de prevención. No se recomiendan amarres ni restricción de manos para evitar falta de circulación. Si existiera una restricción, debe ser autorizada por un médico y por poco tiempo.
Dentro de la atención holística se debe considerar la recreación y actividades que impacten el desarrollo motor fino y grueso del paciente. Existen manipulativos para incentivar actividades psicomotoras. Las actividades sensoriales, cognitivas, físicas, terapéuticas, de apoyo emocional, psicológicas, sociales y de entretenimiento son vitales para el paciente. Se puede combinar musicoterapia, arteterapia, técnicas de estimulación cognitiva, terapia con mascotas, cromoterapia, masoterapia, reflexología, quiropráctica y aromaterapia como complemento.
Existen muchas opciones para complementar el cuidado: las manualidades, artesanías, dibujo, pintura, lecturas, creación de un árbol genealógico, pantomima, reminiscencia, viajes culturales presenciales y virtuales, lectura de textos bíblicos, misa televisada, servicios religiosos virtuales, lectura de libros, chistes,
jardinería, uso de géneros literarios (cuentos, poesías), huerto casero, bailes, yoga, taichí, juegos de mesa que estimulen las destrezas cognitivas como bingo, dominó, cerámica fría, radio, televisión, terapia acuática, dibujo, pintura, acrósticos, sopa de letras, búsqueda de palabras, crucigramas, costura sencilla, festividades, recetas de cocina, inventario de alimentos, elaboración de menús nutritivos, uso de tecnología, eventos educativos, discusión socializada, pantomima, ejercicios físicos, teatro y, por último, visitas familiares presenciales o virtuales.
Las personas de la tercera edad no son niños, aunque hay un concepto erróneo cultural que se comportan como niños y se les trata de igual manera, menoscabando su integridad y autoestima.
Es importante practicar la higiene del sueño para el paciente y observar patrones de descanso, comportamiento, emociones de tristeza, euforia y síntomas de alucinaciones, rechazo, distanciamiento, inapetencia, micción frecuente, llanto, agresividad, confusión, negatividad e irritabilidad, y buscar ayuda médica o profesional inmediata.
El cuidador requiere también de un buen descanso, buena alimentación, recreación y grupo de apoyo para evitar el síndrome del cuidador quemado. No es una aventura, sino un compromiso cuidar a una persona de la tercera edad con pasión y dedicación. Lo más importante es documentarse y orientarse sobre el cuidado geriátrico. El uso de bitácoras diarias es esencial. Debe contener los valores obtenidos de los signos vitales diarios: presión sanguínea, pulso, temperatura, glucosa, oxigenación, dieta administrada y las actividades realizadas; son importantes porque dan un perfil del paciente y su progreso diario, muy útil para que su médico y cuidadores tengan documentado un perfil y pronóstico más amplio del paciente.
Es imprescindible asegurarse de que el adulto mayor tenga el documento de directrices anticipadas al día y accesible. Existen agencias, organizaciones, páginas en redes sociales, asociaciones profesionales y grupos de apoyo para ayudar en este largo caminar.
NOTA:
Las opiniones escritas en este documento son parte de la experiencia adquirida por la autora en los pasados 45 años de servicio geriátrico voluntario.