Josefina en Cuarentena

El año pasado guardé cajas de zapatos para dárselas a mi hija en víspera del Día de Reyes. Como abuela alcahueta, quiero ser parte de las vivencias importantes de mis nietos, y recoger yerba para los camellos, siempre fue para mi, una parte esencial de la magia navideña. Pero, ¿adivinen? Mi hija me miró como si le hubiera pasado bolsas de mier… ¡de MIEL! (Ella es alérgica a la miel) y me explicó que ya eso no se usa. Que donde quiera te regalan unas cajas para ese fin. Vienen con el dibujo de los camellos, la estrella de Belén y hasta de flores de pascua. Ahora se yo que los camellos de este siglo se pusieron “místicos” para comer. 

No soy quién para criticar esta generación, que cría conforme a los retos actuales; pero no puedo evitar subir los ojos y resoplar un poco cuando mi hija dice cosas como: 

  • No le des agua en ese vaso (porque es un vaso promocional de una marca de ron). ¡Me lo regalaron en unas patronales!  

No entiendo si es que ella cree que el milagro del agua convertida en vino se repetirá, pero con ron, solo por usar un vaso rotulado. Yo no digo nada.

En mis tiempos, yo dejaba cigarrillos al Rey Mago que fumaba y pitorro al que bebía. (Casualmente mi mamá fumaba, pero nunca lo relacioné ni probé jamás un cigarrillo).

En casa de Carmelita, mi vecina, no dejaban cigarrillos y la explicación que nos dieron es que si ya se lo fumaban en mi casa, no se podía abusar del

vicio, y pues, fin del evento. 

Yo veo a mi hija con una afán, buscando en internet las cosas de la lista ¿Que, qué lista?

La que hacen los muchachos ahora, que piden hasta con especificación de marcas. 

Algo así como:

“Querido Melchor: Quiero un reloj pero no Casio… Un teléfono (el de la manzanita, seguramente)

Y así… 

A mi me regalaban de todo para asegurar mi buen desempeño en el hogar: Una planchita, una cocinita, una escobita. Y pues, no me encanta el quehacer pero lo hago muy bien. 

Mi generación Baby Boomer está aprendiendo a coger y dejar. Sabemos hacer las cosas, pero muchos entendemos qué es válido que hombres y mujeres son un equipo en y fuera del hogar. 

No sé si tenemos la razón, o todavía nos falta entender mejor los desafíos de los nuevos tiempos, pero por si acaso, este año me voy a animar a recoger yerba (en una caja de zapatos) y la dejaré junto un cigarrillo y un vasito de ron. A lo mejor, siendo la única que ofrezca esos detalles sin reparos, en vez de electrónicos me dejan un novio. 

¿Qué dicen ustedes?