Por: Yazmira Vázquez 
Técnico de farmacia y Coach de la salud

Hoy en día, los adultos mayores representan el grupo de más rápido crecimiento y se proyecta que la población de 85 años y
más, aumentará significativamente. Los expertos estiman que para el 2060, 94.7 millones de estadounidenses tendrán más de
65 años. Hoy, vemos cómo las personas se mantienen sanas y activas hasta pasados los setenta, ochenta e incluso noventa
años. Aunque los cambios relacionados con la edad en la composición corporal, las capacidades sensoriales y la función inmune son normales, las personas envejecen a distintos ritmos.
Aunque no es posible detener el proceso de envejecimiento, sí podemos controlar aspectos del estilo de vida, lo que contribuye a una vejez más saludable y minimiza las disminuciones relacionadas con la edad que afectan la vida cotidiana de cada
persona.

La nutrición es un factor clave para promover la salud y la capacidad de funcionar en edades avanzadas. La disminución de
la masa muscular, conocida como sarcopenia, es uno de los trastornos musculoesqueléticos asociados con la edad. La
sarcopenia se caracteriza por la pérdida de masa muscular y la reducción de la fuerza muscular. Sus causas pueden ser
múltiples y, aunque está asociada con adultos mayores, su desarrollo puede comenzar a edades tempranas.
La desnutrición y la falta de ejercicio son dos factores que pueden contribuir al desarrollo de esta condición. Tener una buena
nutrición en esta etapa de la vida es sumamente importante. No existe un tratamiento farmacológico para tratar la sarcopenia; solo el ejercicio y la buena alimentación son el tratamiento por excelencia.

Aunque la sarcopenia es inevitable con el envejecimiento, los estudios indican que la disminución de las fibras musculares comienza a partir de los cincuenta años. Por tal razón, el enfoque debe ser la prevención. Para prevenir la sarcopenia, es fundamental establecer una rutina de ejercicios de resistencia, utilizando bandas elásticas o pesas libres. Estas actividades ayudan a mantener y aumentar la masa muscular que se va perdiendo con el tiempo. Del mismo modo, es necesario mantener un equilibrio en el consumo de alimentos ricos en proteínas, ya que este macronutriente ayuda a prevenir cualquier
fragilidad muscular.


Cada etapa de la vida tiene necesidades nutricionales diferentes, por lo que es recomendable consultar con un nutricionista
dietista. Este es el profesional de la salud indicado para asesorar sobre cualquier tema de nutrición. La evidencia científica
existente recomienda un consumo de proteínas entre 1 gramo y 1.5 gramos por kilogramo de peso por día en adultos mayores de
65 años. Por ejemplo, si un adulto mayor pesa 77 kg, necesitaría al menos un mínimo de 77 gramos de ingesta de proteínas
diariamente. No siempre el adulto mayor puede cumplir con los requerimientos nutricionales debido a que, a medida que
avanzamos en edad, el riesgo de desnutrición aumenta. Factores como diferencias sensoriales, pérdida del sentido del gusto y del
olfato, mala salud oral, depresión y soledad incrementan este riesgo. Si no se pueden alcanzar estos requerimientos mediante
la dieta, se pueden recomendar suplementos nutricionales orales.


¿Cuáles son los alimentos ricos en proteínas? La carne, huevos, pollo, pescado, productos lácteos, legumbres, cereales, verduras,
nueces y semillas.
En conclusión, aunque el envejecimiento es un proceso inevitable, mediante una buena nutrición y una rutina adecuada de ejercicios de resistencia, podemos mitigar sus efectos y promover una vida saludable y activa en la tercera edad. La sarcopenia, aunque común, puede ser prevenible con un enfoque
proactivo en la alimentación y el ejercicio. Consultar con profesionales de la salud, como nutricionistas dietistas, es esencial para garantizar que los adultos mayores reciban el asesoramiento adecuado y puedan disfrutar de una calidad de vida óptima en sus años dorados.