Los que me leen desde el d.C., o sea “después del Covid”; cuando la pandemia, la cuarentena y el terror se juntaron, quizás recuerden cómo esta columna comenzó: Yo estaba sola y aburrida, descubriendo los encantos de Facebook. Subiendo mis fotos sin cabeza (porque no sabía editarlas), comentándole a Pedro lo que le quería comentar a Rosa y subiendo estatus tipo: “Berenjena a la parmesana”; “Los números de la Loto” y “Novelas de los 80” (porque confundía la barra de estatus con la de búsqueda). En fin, que, -entre tantos errores- di con el peor: El reencuentro cibernético con un amor del pasado que vive en Florida.

Iniciamos un idilio a distancia, seguros de que no iban a inventar la vacuna y de que tal vez nuestra historia no se desarrollaría en esta vida, ni en este plano terrenal. Dos niños jugando a Romeo Yadier y Julieta Yodeliz. Eso no se concretó. Sí nos dio Covid y sobrevivimos al Delta, al Omicrón, a los efectos secundarios de la vacuna y como a 5 refuerzos. Lo que no sobrevivió fue el amor. La chispa que salía del teclado de mi celular no era la pasión que pensábamos. Debía ser algún desperfecto de mi teléfono inteligente, me puso bruta, sorda, ciega y muda. Sí, como la Shakira antes de facturar.

Después de ese Cyber fracaso amoroso, me he quedado solo con esta columna como refugio. El amor se fue, la cuarentena se acabó, pero yo, -Josefina- sigo contando de ayer y de hoy. De los chismes, los paseos y las reflexiones que surgen después de cualquier experiencia de aprendizaje.
¿Pero adivinen quién cayó en la redada del amor, OTRA VEZ? Les doy una pista: Empieza con JO y termina en DIDA. ¡Siiiiii!, JOSEFINA. Todo ocurrió en los 15 años de Jolgorio, este pasado fin de semana en el Centro de Convenciones… Y nada más, y nada menos, que con un lector -Y fanático de quien les escribe- (No es ético, lo sé, así que nadie que vaya de chota con alguno de los productores de GDV Events). El amor es así, no está regulado por el Departamento del Trabajo, ni tiene una política de Recursos Humanos. Cuando entra por el corazón, expulsa de la cabeza la razón y el buen juicio.


Sucede que estaba yo en el museo del selfie que montaron -con temática navideña-, haciendo mis mejores poses. Dándolo todo en cada Clic… Y veo este macharrán en sus 60 y tantos, mirándome sin pestañar. Cuando salí a los pasillos, me lo encuentro de frente, que me la tira derecho y sin curvas: ¿Tu eres Josefina? ¿De Josefina en Cuarentena?…


Lo demás es historia contada, digo CANTADA, porque justo estaba La Patrulla 15 comenzando a tocar y las caderas me empezaron a delatar. Nos robamos el show. Solo les diré que, cuando… “Un hombre busca una mujer, esa flor desconocida… que va, como loca por la vidaaaa… ES simplemente diferente, si tú la ves…” (Si me viste, shhhhhhhh) Me lo recuerdas en el 2025. Con otra orquesta, pero con el mismo novio.

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