Por: Pao Pei

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Somos la última generación que tomó agua de manguera, sobrevivió a no utilizar cinturones de seguridad, jugó y corrió en la calle. Los amigos eran hermanos y los vecinos familia. Somos la generación que creó la tecnología -que tanto criticamos, hoy día-. No nos dan las gracias, pero se ríen de nosotros, cuando se dan cuenta que nos hemos quedado atrás por lo avanzado que nosotros hicimos que todo fuera.

Entonces llegó la pandemia. Llegó el miedo, la desinformación, la desconfianza. Que si la sopa de murciélago, que si el científico de Harvard en China. ¡Lo peor! Se acabaron los abrazos, las reuniones de familia, la visita de los nenes y los vecinos… Las salidas frecuentes a realizar diligencias… El trabajo. 

Todo lo que dimos por sentado, por normal, en un abrir y cerrar de ojos, ¡puf! Se acabó.

Llegó la vacuna y la desinformación, o el exceso de ella, nos confundió. Que si tenía un ‘micro chip’, que si lo crearon en un laboratorio, que si que rápido la vacuna. Las teorías de la conspiración, y las tantas otras, hasta dio risa las cosas que se dijeron de la vacuna. 

Entre las cosas que más risa me dieron fue esa de que nadie preguntó de qué estaba hecha, ni qué laboratorio la creó, ni qué contenía, pero muchísimos salieron a tomárselas, aún sin necesitarla: La Viagra.

Cada vez que un joven me venía con la historia del ‘chip’, me los desayunaba suavecito cuando les daba una breve explicación: “Ese chip lo tienen el día que le pagaron a Apple cientos o miles de dólares por un teléfono y le pusieron toda su información. ¿O no se han dado cuenta que no pueden pensar al lado del teléfono? Les contesta sin preguntar, parece poseído. Por eso le llaman: teléfono inteligente”.

Pero bueno, a lo que vinimos. Poco a poco nos han ido relevando de ciertas obligaciones, como es el uso de mascarillas, la toma de temperatura. Ya no se nos obliga a quedarnos en casa. Se reanudan los viajes y los cruceros. Pero, si bien es cierto que no pueden obligar a la gente a vacunarse, aquellos que decidan no hacerlo… Aún tenemos una cepa del COVID 19 dando vueltas a nivel mundial, lo que ha vuelto a levantar bandera roja, en algunos países. 

Se han tomado estrictas medidas, obligando a la vacunación a todos los residentes, so pena de cárcel  y en otros, prohibiendo entrada a lugares, a quien no esté vacunado. Aquí, si no te vacunas no puedes ir a los conciertos. 

Muchos países obligan el uso de mascarillas y otros no.

Pero, ¿y nosotros? ¿Debemos utilizar la mascarilla aún estando vacunados? ¿Podemos recibir visitas? ¿Debemos hacer visitas? ¿Salimos?

A principios de la pandemia, que comenzaron con la desinfección de manos, que si lavar la compra, que si taparnos al toser o estornudar. A respetar, practicar y mantener el distanciamiento social, que no es otra cosa que el espacio personal. Estas eran las cosas que mi mamá me machacaba todo el tiempo en su afán de enseñarnos buenos modales y respeto a los demás. En casa siempre se lavaba la compra, pues Mami decía que los almacenes de los colmados son focos de infección por las cucarachas y ratones, así que nada de eso era nuevo para mí y se que para una gran mayoría de nosotros, tampoco. Pero eso de encerrarnos, no le vino bien a todos. Hasta traumático para muchos.

¡Pero ya! Aunque los números van en aumento nuevamente, debemos mantener y regirnos por ciertas normas que nos protegen y protegen a los nuestros.

La mayoría hemos decidido mantener el uso de mascarillas y ya nos acostumbramos a desinfectar todo, antes o luego de tocarlo. 

Mantengo el uso de guantes al momento de echar gasolina. Siempre lo he hecho. Nunca la tocaba la pistola de la manga, directamente.

Aquí, algunas recomendaciones generales:

  • Si vas algún lugar a visitar,  a pasar un rato, a comer,  permite que el sentido común te brinde la discreción en el uso de la mascarilla o en la decisión de si es o no correcto permanecer en el lugar. Evita los lugares llenos en exceso.  Puedes optar por llevar tus cubiertos o solicitar desechables. 
  • Si te gusta el vino o tomar el trago directo del vaso, se meticuloso(a) y observa si los mismos están limpios correctamente. En ocasiones quedan marcados los lápices labiales en las cristales. 
  • Mantén tus manos limpias, en especial al salir del baño.
  • Procura tomar un buen baño al regresar a casa y mantener la ropa lejos de tu cama o lugares que tocas mucho.
  • Si visitas a alguien y esa persona tiene alguna condición de salud, usa tu mascarillas para así darle tranquilidad a esa persona. Si su sistema inmune está comprometido evita los abrazos, más aún si fuiste a algún otro lugar antes de la visita. 
  • Si utilizas el baño, procura no tocar nada que no necesites, lava bien tus manos y utiliza servilletas para manejar la cerradura de la puerta.
  • Si te sientes mal quédate en casa. Recuerda qué hay otros virus, algunos peligrosos en el ambiente. Estamos en época de dengue. La influenza siempre anda por ahí, además de los catarros comunes. 
  • Mantén una buena alimentación. 

Ejercítate regularmente. Toma frutas, come manzanas, china, limón y la Vitamina C, que ayudan a fortalecer tu sistema inmunológico. Los té de jengibre son excelentes. 

  • Mentes positivas y una sonrisa.

Ni modo, a cuidarse, a sentirse fabulosos, que si no es una es la otra. Aunque ya son más los años vividos, que los que nos quedan por vivir, ¡a vivir se ha dicho, que todavía hay mucho por ver y recorrer!