Por: Dra. Teresa Nazario Delgado

J Canfield Success Principles Certified Trainer

¡Ay, mija! Ya tú estás vieja pa’eso! ¡Déjate de changuerías, que a tu edad no estás para hacer el ridículo! ¿Cuántas veces hemos escuchado comentarios similares cuando decidimos disfrutar quienes somos, mayores de edad, con mucha experiencia, acumuladores de ideas y conocimientos al igual que achaques, enfermedades y dolamas? Sin embargo, hoy, los superadultos en su mayoría se mantienen activos, a pesar de lo que digan los demás. Los tiempos han cambiado y cuando nosotros éramos jóvenes una persona de 50 años, nos parecía un viejo.

En estos tiempos, muchos adultos mayores permanecemos trabajando, activos y disfrutando nuestra edad en todos los renglones posibles. La edad no es un impedimento para vivir una vida activa ajustada a nuestra capacidad física, mental y emocional. Lo que sí necesitamos analizar es de qué manera hemos decidido vivir y disfrutarnos la mayoría de edad. Muchos creen el libreto limitante de que a cierta edad ya no se puede hacer o des-hacer para disfrutarnos los muchos días que tenemos por delante. Algunos se aíslan, sufren, se desconectan y se aprenden de memoria libretos que les atrapan y no se mueven de frente a la televisión, olvidando que afuera hay un día maravilloso que inspira a vivirlo a plenitud.

Después de todo, se han hecho estudios de los logros de muchas personas que han sido exitosos después de los 70 años. La edad no es un factor limitante. Creer que no puedes o no debes hacer algo por tener más edad que hace 20 años no es un freno. Es desastroso guardar tus ideas, deseos de aprender a pintar, a bailar salsa u otro sueño que engavetaste por diversas razones que ya no existen.

Pregúntate: ¿Qué deseo hacer? ¿Qué me lo impide? ¿Cómo yo me limito? Si es legal, moral y está dentro de tus medios económicos y habilidad física, “dale pa’lante”.  Todos estamos buscando sentirnos vivos, llenos de alegría e inspirar a otros a disfrutarse quiénes son.  Para liberarnos de los pensamientos limitantes -algunos dictados por las estructura sociales y otros que nos hemos creído-, debemos darnos cuenta de quiénes somos, cuál es nuestra realidad, para entonces mirar hacia adelante y crear un futuro venturoso, lleno de vida y de con resultados que nos gusten, aunque a otros les reviente.

Donde pones tu atención ahí va tu energía. Alerta, le damos mucho peso a lo que piensen otros y a crear resultados que no nos gustan. Jugar, reír y disfrutar son eventos que no tienen edad. Nosotros también jugamos, hacemos maldades y disfrutamos la vida. Después de todo, la vida son muchos días…la muerte ocurre en una sola ocasión.

Viktor Frankl, siquiatra y neurólogo austriaco, vivió en diferentes campos de concentración y cada vez que llegaba a otro, se decía “a ver qué aprendo en este lugar”. Dedicó su vida a investigar y demostrar que la naturaleza humana está motivada por la búsqueda de sentido y propósito a la vida. Él lo hizo en medio de las más escalofriantes circunstancias y sobrevivió. Por tanto, asignarle sentido a tu vida es independiente de la edad, lugar, circunstancia.

Nosotros tenemos un camino nuevo por recorrer, después de todo es la primera vez que tenemos 60, 70 o más años. Nuestra misión es hacer la diferencia, a nuestro paso y ritmo sin prisa y sin pausa. Luego de varios años, nos daremos cuenta de lo que fuimos capaces de hacer y lo valioso de nuestra audacia.

La fórmula que recomiendo y he usado es observar, discernir, decidir y actuar.  No es una fórmula mágica ni funciona como el café o chocolate instantáneo. Romper con los mitos limitantes toma tiempo, decisión y perseverancia,  ya que estamos cambiando nuestra manera de pensar. No dejemos que nadie nos robe la alegría, más bien disfrutemos la incertidumbre o sorpresa de cada día.

Miremos esta fórmula paso a paso. ¿Observar qué? ¿En qué estado de SER vives? ¿Te gusta cómo vives y los resultados que obtienes? ¿Sobrevives por las hormonas del estrés? Es decir, corres como gallina sin cabeza y luego te quejas del cansancio, del agobio y suenan los violines para acompañar el libreto de lloriqueo. Si fueras a evaluar tu vida del 1al 10, ¿qué valor le asignarías si 10 es súper feliz con la vida que creo a diario? Si no le asignas un 10, entonces, ¿qué falta para que sea 10? ¿Sabes?, esto te toca a ti creerlo y crearlo.

Hazte consciente de cómo echas a perder tu vida aislándote, alimentando al ego con corajes y resentimientos por eventos que ocurrieron hace mucho tiempo. Mortificándote porque no se cumplieron tus expectativas. (Esto es otro tema sobre el dar esperando recibir y ya conversaremos sobre esto en otro momento.) Tener control de tu vida solo implica que puedes controlar lo que piensas, dices y haces.  A veces, dejamos que sean las emociones las que decidan por nosotros. Por lo tanto, observa qué tipo de vida estás viviendo.

Este observar es el puente para tomar consciencia de patrones de conducta familiares e incómodos. Despertar a tus comportamientos es discernir, analizar o distinguir entre lo que te conviene, por ser útil o lo que debes soltar y dejar ir porque no da sentido a tu vida. Revisa tus conversaciones internas: ¿te limitan o te apoyan a hacer lo que te libere para vivir con sentido y crear tu propia felicidad? Discernir es el paso anterior esencial para decidir a tu favor. Es importante y necesario que elimines las justificaciones que usas para no cambiar. Estas están ancladas en el pasado conocido y forman parte de los pensamientos limitantes que obstaculizan moverte a crear un futuro diferente. Un futuro que te haga disfrutar la vida sin sentirte culpable.

Debemos darnos cuenta de que toda transformación requiere tener claridad de propósito para visualizar nuestra realidad. Se trata de percibir la realidad del hoy, desde lo desconocido, asignarle sentido y desarrollar entusiasmo ante el futuro. Esta realidad incluye lo que ves, lo que vives y lo que sientes. Tus emociones al igual que tu intuición son tu mejor brújula, préstales atención. Recuerda que estarás rompiendo paradigmas que aunque sean obsoletos, los usaste hasta acostumbrarte a ellos. Por tanto, mantente alerta a tus reacciones emocionales y deja ir lo que no es útil para esta jornada diferente.

Y llegamos a la jornada. Es el momento de actuar, de hacer cosas diferentes. De no ser así estarás creando los mismos resultados. Visualiza, dibuja o escribe a dónde quieres llegar. Hacer estos tres pasos previos te llevará a la acción para salir de donde estás hacia donde quieres llegar. Estos cambios provocan una vorágine irresistible por su novedad, por romper paradigmas. Mantén tus ojos en la carretera, es la primera lección que nos dieron al entregarnos las llaves del carro y aprender a guiar. No retires tu vista de ese futuro diferente que quieres crear. Te toca resistir para no regresar a tu vida sosa y sin risas. Haz caso omiso de los comentarios y críticas de los otros. Sin quitar la vista de tu propósito o sentido de vida, afila o atina tu vista en uno o dos objetivos de cambio. Mientras mayor sea tu enfoque al futuro con pocos cambios a la vez, más precisa será la vista al horizonte que estaremos creando.

ACTUAR es diseñar tu mejor futuro.  Mirar el porvenir desde una óptica desconectada del pasado y del futuro predecible. Es CREAR, decidir vivir por los neuroquímicos del agradecimiento, el amor, la alegría, en júbilo y celebrando y honrando tu vida. Nuestra visión y misión de vida nos guía. Nos ponemos al día para actualizar nuestro futuro. Contéstate, qué legado quieres dejar, cuál es tu visión, cuál la misión y construye un plan para lograrlo. Es una tarea con muchos desafíos, por lo que te recomiendo identificar otra persona con el mismo propósito de disfrutar la vida para que se acompañen mutuamente en la jornada. Esta transformación para crear una vida feliz, llena de risas y de nuevas historias es una forma de honrar tu vida.

Te comparto este poema Honrar la vida, de la argentina Eladia Blázquez, que hemos escuchado en voz de Mercedes Sosa.

¡No! Permanecer y transcurrir no es perdurar, no es existir, ni honrar la vida.

Hay tantas maneras de no ser, tanta conciencia, sin saber, adormecida.

Merecer la vida no es callar ni consentir tantas injusticias repetidas.

Es una virtud, es dignidad y es actitud de identidad más definida.

Eso de durar y transcurrir no nos da derecho a presumir, porque no es lo mismo

¡Que vivir, honrar la vida!

Sintámonos vivos, vivas. Liberémonos de las ideas ajenas de cómo debemos vivir la vida. Honrar la vida es confirmar que eres una obra divina y que Dios no se ha equivocado contigo. ¡VIVE!

Para más información:

Dra. Teresa Nazario Delgado

J Canfield Success Principles Certified Trainer

Adiestramiento y Desarrollo Organizacional, Inc.

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