Por: Yaelie Cuadra Flechas, MSW MPsy
Lic. en Consejería Psicológica y Trabajadora Social Clínica
Tel. Oficina: 787-612-7997
Hace unos años tuve la oportunidad de cruzarme con el libro “El amor nos como nos contaron… Ni como lo inventamos”, de Clara Coria. Habla de cómo las costumbres, la familia, las películas y los cuentos de hadas nos hacen idealizar el amor y las relaciones. Pero, ¿qué pasa cuando nos damos cuenta de que la realidad es muy distinta? ¿Debemos quedarnos ahí? ¿Nos enfrentamos en una guerra hasta que alguno se rinda? Ninguna de estas opciones es saludable para las partes y mucho menos si la familia ha crecido.
El divorcio “amistoso” es una posibilidad aunque parezca un mito u otro cuento de hadas. Para lograrlo es muy importante dejar a un lado la sed de venganza. Es muy probable que alguna de las partes o las dos se sientan heridas, tengan coraje y frustación. Sin embargo, para seguir hacia delante hay que cerrar ese capítulo de la vida. La venganza, la ira o la frustración evita que podamos crecer como personas y provoca que nos detengamos en el tiempo. Luego hay que abrir los canales de comunicación. Si la comunicación es importante para que el matrimonio se mantanga junto, es mucho mas importante al momento de la separación. Hay que llegar a acuerdos, hay que ceder y sobre todo entender que ambas partes pierden, mucho o poco pero algo se pierde. Si tienen hijos hay que llegar acuerdos de custodia, cuido y pensión, pero sobre todo evitar que ellos se sientan que estan en el medio de un campo de batalla. Muchas veces como adultos pensamos que ellos no se dan cuenta pero están mas atentos a las dinámicas que se dan entre sus padres que a sus tabletas o celulares.
Cuando una pareja rompe, se experimentan las mismas etapas de duelo que en una muerte: negación, ira, negociación, depresión y aceptación. No importa quién tomó la decisión. Todas las personas las experimentan. Algunas más rápido que otras y algunas mas evidentes que otras. Es importante permitirse experimentar las mismas y las emociones que evocan para poder sanar. Así que rodéese se seres queridos, llore, grite, salga a pasear, haga ejercicios, córtese el pelo, escriba canciones (un saludito a Shakira), haga lo que sea necesario para sacarse las emociones negativas y permítas ver esta etapa como lo que es… Una nueva oportunidad. Una oportunidad de conocerse, hacer lo que antes no podía, conocer gente nueva, pero sobretodo de escribir un nuevo capítulo en su vida. Todos los cambios son difíciles, pero eso no siginifica que nos espera una tragedia.
Uno de los aprendizajes que me llevé del libro es que dejemos de buscar la “media naranja” porque no somos personas incompletas y no vamos a encontrar alguien igual que nosotros. Así que busque una manzana, una parcha y por qué no, una papaya o un guineo, cualquiera que sea su preferencia.