Tener halitosis significa que el olor de nuestra boca no es agradable. Algunas veces podemos notarlo nosotros mismos (¡y ahora más con el uso de la mascarilla!) o alguien nos hace el acercamiento. El mal aliento puede resultar un poco incómodo, pero en la mayoría de los casos es algo que podemos manejar en el hogar o con una visita a nuestro dentista.
La causa principal de la halitosis es la mala higiene oral. La acumulación de comida en la lengua, dientes y encías por mala higiene crean un ambiente perfecto para la propagación de bacterias. En nuestro microbiota oral normalmente tenemos bacterias las cuales se alimentan de los residuos de comida acumulados, segregando unos químicos que causan este mal olor.
La disminución de saliva, ya sea por medicamentos o alguna enfermedad, es otra causa que se observa comúnmente entre las personas mayores de 55 años, aunque pudiera afectar a cualquier edad. Para esta condición existen pastas y enjuagues dentales que mantienen hidratados los tejidos orales, además de medicamentos que aumentan la salivación.
Las infecciones en la cavidad oral como lo son los abscesos en dientes, las caries, las infecciones en las encías y la disminución de saliva, son otras causas del mal aliento.
Por último, existen otras causas menos comunes por condiciones de salud, como es la sinusitis crónica, las infecciones en la nariz, garganta o pulmones, bronquitis crónica y afecciones del tracto digestivo.
El tratamiento principal será una visita a su dentista para determinar la causa del mal aliento. El primer paso será el examen clínico y la toma de radiografías, las cuales nos proveerá la información necesaria para determinar la causa de la halitosis y poder entonces buscar la solución a este problema. En esta visita se hace limpieza dental, eliminando la acumulación de la placa bacteriana y el cálculo dental. También su dentista le orientará sobre los tratamientos que necesita para que su salud oral esté en óptimas condiciones.
El tratamiento en el hogar es sencillo: utilizar hilo dental diariamente, cepillarse los dientes, limpiar la lengua (puede ser con su mismo cepillo dental o con un raspador de lengua) y puede finalizar su rutina con un enjuague bucal, ya sea recetado o sin receta.
¡Recuerde visitar su dentista cada 6 meses para mantener su boca limpia y sana!
Dra. Mireily Martínez Llaurador
Cirujano Dentista
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