Por: Dr. Dennis Ríos
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Para muchos, ser abuelo, supone una tarea fácil. La percepción de que los abuelos tienen la encomienda de engreír y consentir a los nietos, mientras los padres y madres son los encargados de la crianza, estructura académica, los buenos hábitos de alimentación, el énfasis en valores, entre otras reglas engorrosas, es una afirmación muy lejana a la verdad. Porque, sabemos bien que no son pocos los abuelos de esta generación que han pasado a ser los miembros de la familia con quienes los niños y niñas más interactúan.

Este artículo pretende hacer énfasis en los sentimientos, emociones y la importancia del rol de los abuelos para con sus nietos y nietas.

En la estructura familiar, los abuelos tienen unas ventajas que otros miembros de la familia no tienen. Al hablar de ventajas, nos referimos a la experiencia que traen los años vividos y los múltiples escenarios que, por su edad, han tenido la oportunidad de conocer.


La mayoría de los padres y madres, cuando hablan de sus hijos, evalúan su inteligencia por las calificaciones obtenidas en los colegios y escuelas y por su desempeño académico, pero se pierde un poco el elemento de la inteligencia emocional, que no necesariamente es medida y cuantificada por calificaciones en los
colegios. Dentro de la inteligencia emocional se encuentran temas como los sentimientos, por tanto, es de suma importancia que algún miembro de la familia hable y oriente a los más pequeños sobre dichas emociones.

Hablar de los sentimientos provee en los niños mayor bienestar emocional, conociendo, comprendiendo y reconociendo por qué se dan algunas manifestaciones conductuales. Ya que, al experimentar situaciones complicadas, si el niño conoce la raíz de sus sentimientos, puede trabajarlo de manera saludable.

Cuando los abuelos trabajan el área sentimental y emocional con sus nietos, les están proveyendo unas herramientas para poder manejar saludablemente situaciones inevitables que la vida traerá. A su vez, estrecha la relación entre abuelos y nietos.
Mejora el vínculo y permite fluir una confianza que no se da con todo el mundo, incluyendo a los padres, quienes están un poco más dirigidos a otro tipo de interacción con ellos.

Aquí, algunas estrategias para que los abuelos puedan implementar al trabajar con los sentimientos de sus nietos:

  1. Ambiente de mayor confianza, apertura y seguridad:
    Este tipo de ambiente permite que los nietos tengan mayor comodidad al hablar de emociones sin sentir temor de que les van a juzgar, discriminar o regañar. Esto permite que los abuelos ganen esa complicidad saludable de sus nietos.
  2. Cero prejuicios y discriminaciones cuando los nietos nos cuenten sus experiencias vividas: Esto ayudará a que los niños tengan la libertad de contar las distintas situaciones a las que se van exponiendo y, a su vez, escuchar las recomendaciones que se les den, a sabiendas de que sus abuelos posiblemente ya hayan vivido esas mismas situaciones.
  3. No percibir las emociones compartidas por sus nietos como “niñerías”:
    Si los nietos le dejan saber que están tristes por alguna situación experimentada, por más sencilla que parezca ser, se debe tener en todo momento la noción de que para él o para ella, la situación que está trayendo es algo muy importante y dejarle saber “que eso no es nada”, lejos de ayudarle, pudiera cortar o limitar el vínculo, perdiendo la oportunidad de que los nietos les cuenten sus cosas.
  1. Pasar tiempo juntos con los nietos:
    Además de llevar a cabo las tareas en las que los papás solicitan la colaboración, como buscarlos a la escuela, recogerles en alguna práctica de deportes o en algún lugar donde los padres no puedan llegar por su horario de trabajo, coordinar actividades o “citas” con los nietos, ir al teatro, llevarlos a lugares donde tengan la facilidad de comunicarse y pasarlo bien. Incluso en la misma casa, dejar un rato las tareas interminables a un lado y simplemente sentarse a integrarse a sus juegos o actividades, permite fortalecer el vínculo.
  2. Compartir experiencias vividas y relatos:
    El que los nietos puedan escucharle hablar sobre situaciones vividas, oír relatos en los que los abuelos también hayan tenido aflicciones, tristezas u otras emociones que pudieron haberles generado vulnerabilidad en algún momento de sus vidas, les permite reflexionar sobre dichos eventos y darse cuenta de que no son los únicos que atraviesan momentos difíciles y, por tanto, al identificar que sus abuelos pudieron seguir adelante aun con las complicaciones y hablar de sus sentimientos con el sosiego y el temple en que lo hacen, les inyectan esperanza y optimismo indirectamente.

El rol del abuelo complementa de manera saludable el desarrollo emocional en las nuevas generaciones. Por tanto, la premisa que se mencionó al inicio de que los abuelos consienten y engríen a los nietos, lejos de verlo como algo negativo, se puede utilizar como algo positivo que todo niño y adolescente necesita.