Por: Dra. Katherine Calderón
Ig: @ampicilina500
El herpes zóster o la culebrilla es una infección causada por el virus de la varicela zóster. Este puede causar varicela y también herpes zóster. Esto ocurre porque, luego de que el cuerpo combate la varicela, el virus permanece en el sistema nervioso, pero de forma inactiva.
Algunos factores que alteran la inmunidad, como la edad, la exposición a radiación, el estrés físico o emocional y algunos medicamentos, pueden reactivar el virus. Es decir, para que te dé herpes zóster o culebrilla, te tiene que haber dado varicela en algún momento.
En el caso de niños pequeños con herpes zóster, si la madre tuvo varicela durante el embarazo, cuenta como si el bebé también se hubiese contagiado.
Los síntomas se pueden presentar en tres etapas. La primera etapa, llamada preeruptiva o neuralgia preherpética, puede iniciar hasta 10 días antes de manifestarse algún síntoma en la piel y se caracteriza por dolor, hormigueo o picazón en un área de la piel, usualmente donde va a ocurrir la erupción.
Posteriormente, ocurre la etapa eruptiva aguda, que tiene una duración de entre 10 a 21 días. En ella, aparecen vesículas o ampollas (las llamadas «bolitas de agua»), que tienen líquido claro en su interior. Estas forman un trayecto lineal en la piel, que parece una especie de «camino» y corresponde a un dermatoma.
Estas lesiones son exquisitamente dolorosas.
La última etapa se denomina crónica o neuralgia posherpética y se caracteriza por dolor recurrente o que no mejora en el lugar donde ocurrieron las lesiones. Puede afectar hasta el 30% de los pacientes afectados y también puede cursar con un aumento o disminución de la sensibilidad.
Existe un mito muy popular de que si la culebrilla se «cruza», es decir, que ocupa la circunferencia del tórax o abdomen, la persona muere. Esto es falso y la creencia puede que se haya originado debido al dolor tan importante que puede llegar a provocar hasta insuficiencia respiratoria en el más extremo de los casos. Además, el herpes zóster bilateral es muy raro. La culebrilla tiene tratamiento y este va dirigido a acelerar la curación de las lesiones y evitar que salgan nuevas, disminuir el tiempo de la infección y de la inflamación de los nervios, que es lo que causa dolor. Puede incluir: antivirales (como Aciclovir, Valaciclovir, Famciclovir), manejo del dolor con analgésicos, manejo de lesiones en la piel y medicamentos tópicos para mantener la barrera cutánea y así evitar infecciones secundarias de la piel.
Existen dos vacunas aprobadas para disminuir el riesgo de padecer herpes zóster y sus secuelas. Estas son Shingrix y Zostavax. Shingrix es una vacuna recombinante (glicoproteína E), dirigida a mayores de 50 años. Se administran dos dosis separadas por 2-6 meses y estas tienen una eficacia >90%.
Por su lado, Zostavax es una vacuna de virus vivo atenuado, para personas mayores de 60 años y se coloca en dosis única. Su eficacia es >70% y solo se encuentra en el mercado europeo y asiático.